Imagina que alguien entra a tu casa sin permiso, mueve tus cosas, abre tu nevera o cambia la música sin preguntarte. Incómodo, ¿cierto? Ahora imagina que eso mismo pasa con tu cuerpo: alguien lo toca sin tu permiso, se acerca más de la cuenta, te exige afecto o se burla si no quieres hacer algo. Aquí es donde entra una frase poderosa que deberías grabar como un tatuaje emocional: “Mi cuerpo, mis reglas”.
Tú tienes derecho a decidir sobre tu cuerpo. Tienes derecho a decir NO. Y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a obligarte, manipularte o presionarte a hacer algo que no quieres.
Este blog es para ti, que tienes entre 12 y 17 años, que estás creciendo, preguntando, aprendiendo, y que necesitas herramientas para defender lo más valioso que tienes: tu integridad, tu dignidad y tu voz. Vamos a hablar del consentimiento, la autonomía corporal y cómo detectar situaciones de abuso o manipulación, sin miedo, sin tabúes, y con la claridad que mereces.

El consentimiento: tu "sí" vale, pero tu "no" vale igual o más
Consentimiento significa aceptar de forma libre, clara y sin presiones lo que alguien más te propone, especialmente si se trata de tu cuerpo, tus emociones o tu espacio personal. No hay medias tintas. No hay que leer entre líneas. O es sí, o es no.
- “Sí” es un acuerdo claro, entusiasta, sin miedo ni culpa.
- “No” es una decisión suficiente, válida y definitiva.
¿Sabías que en Colombia cualquier acción de contacto físico con intención sexual sin consentimiento es un delito? Así lo establece el Código Penal, y no importa si tienes 8, 13 o 17 años. Si no diste tu consentimiento, es abuso. Y debe ser denunciado. Entonces recuerda:
- Consentir no es quedarse callado por miedo.
- Consentir no es ceder porque te dicen que es una prueba de amor.
- Consentir no es dejar que alguien te toque porque es mayor o tiene poder sobre ti.

Autonomía corporal: el derecho a decidir sobre tu cuerpo sin pedir permiso
La autonomía corporal es el principio que te reconoce como dueño absoluto de tu cuerpo. Nadie puede tomar decisiones sobre él excepto tú. Esto aplica en cosas tan simples como:
- Elegir si quieres un abrazo.
- Decidir qué ropa usar sin ser juzgado.
- Negarte a participar en dinámicas físicas incómodas en la escuela.
- Rechazar que te revisen el celular sin tu permiso (sí, eso también es un límite válido).
Y también en decisiones más complejas como la salud sexual y reproductiva. Desde los 14 años, la Corte Constitucional ha reconocido tu derecho a recibir información clara y a participar activamente en las decisiones médicas relacionadas con tu cuerpo.
¿Cómo reconocer situaciones de abuso o manipulación?
El abuso no siempre grita. A veces se disfraza de “cariño”, de “chiste”, de “costumbre familiar”. Por eso, hay que estar muy atento a señales como:
- Comentarios sobre tu cuerpo que te hacen sentir incómodo/a.
- Abrazos o roces que tú no pediste ni aprobaste.
- Personas que se enojan si no aceptas un gesto físico.
- Te chantajean emocionalmente: “Si me quieres, hazlo”.
- Te aíslan de quienes podrían ayudarte o te prohíben contar lo que pasa.
Estas acciones también pueden ser parte de la violencia sexual o psicológica. Y aunque parezca exagerado, no lo es. En Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) reportó que más de 14.000 niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de violencia sexual en 2023. La mayoría conocían a su agresor. Esto nos demuestra que el abuso no siempre está donde uno espera.

Frases que necesitas tener a mano
Decir NO puede dar miedo, sobre todo si estás frente a alguien mayor o con autoridad. Pero hay formas firmes y claras de expresarte. Aquí van algunas que puedes usar:
- "No quiero que me abraces, me siento incómodo/a."
- "Eso no está bien, no lo permito."
- "Este es mi cuerpo, y no acepto que lo toques."
- "No me parece gracioso, me hace sentir mal."
- "No tienes derecho a hablarme así."
Practica estas frases frente al espejo. Escríbelas. Úsalas. Porque cada vez que lo haces, refuerzas tu poder y tu seguridad.
¿Y si ya pasó? ¿Y si alguien cruzó el límite?
Primero: No es tu culpa. Jamás. No importa cómo ibas vestido/a, si confiaste, si no reaccionaste de inmediato. Nadie tiene derecho a vulnerarte.
Segundo: No estás solo/a. Hay personas y rutas para apoyarte:
- Habla con alguien de confianza: un familiar, una profe, el orientador del colegio.
- Llama a la línea 141 del ICBF.
- Usa la app Te Protejo.
- Acude a una Comisaría de Familia o denuncia en la Fiscalía.
Y si no sabes por dónde empezar, solo haz una cosa: cuéntaselo a alguien. Hablar es el primer paso para que te crean y para que te ayuden.

Para cerrar: Decir NO también es decir SÍ a ti
¿Sabías que decir NO no es solo una palabra? Es una señal, una línea, una afirmación poderosa de que tú también tienes derechos. Y uno de los más importantes es que nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres.
A veces los adultos creen que por ser niño o niña no puedes decidir, o que tus “no” no cuentan. Pero eso no es cierto. En Colombia, la ley reconoce que los niños y niñas tienen derecho a su integridad física, emocional y mental, y eso significa que tu voz debe ser escuchada y respetada.
Cuando dices NO:
- Estás cuidando tu cuerpo.
- Estás protegiendo tus emociones.
- Estás educando a los demás sobre tus límites.
Y no se necesita ser grande para hacerlo bien. Lo importante es aprender a identificar cuando algo no te gusta o no te hace sentir seguro. Y cuando lo sientas, no tengas miedo de decirlo.
También debes saber que no estás solo/a. Hay profesores, orientadores, mamás, papás, cuidadores, líneas telefónicas y personas listas para ayudarte si alguien no respeta tu NO. Lo que te pasa es importante, y no tienes que cargarlo tú solo. Hablar también es una forma de cuidarte.
Entonces, para que nunca lo olvides, repítelo con fuerza:
- Mi cuerpo no es de nadie más.
- Mi NO es importante.
- Mis emociones cuentan.
- Tengo derecho a vivir sin miedo.
- Tengo derecho a ser respetado/a.
Cuando digo NO, me estoy diciendo SÍ a mí mismo/a.
SÍ al respeto.
SÍ al cuidado.
SÍ a crecer en libertad.
SÍ a construir un mundo donde los niños y niñas sean escuchados.
Porque sí, tus reglas importan. Y eso, créeme, nadie puede quitártelo.
Escrito por: Juan Pablo Manjarres Varón