¿Te has dado cuenta de cuánto tiempo pasas frente a una pantalla cada día? Tal vez al despertar revisas los mensajes, luego miras un video, juegas un rato, ves memes, haces tareas o hablas con tus amigos. Y así, sin darte cuenta, el día se va entre clics, notificaciones y likes.
Internet se volvió una extensión de nuestra vida. Allí estudiamos, jugamos, aprendemos y hasta expresamos lo que sentimos. Pero, aunque parece un mundo libre y divertido, también es un espacio donde hay que saber cuidarse Porque, así como en la calle hay semáforos, reglas y lugares donde no deberías entrar solo, el mundo digital también tiene fronteras invisibles que protegen tu bienestar.
El internet: una ciudad gigante donde tú también vives
Imagina que internet es una gran ciudad sin fronteras. En ella hay parques (como TikTok o Instagram), centros comerciales (tiendas en línea), bibliotecas (Google o Wikipedia) y avenidas llenas de luces (YouTube, Twitch o Netflix). Pero también existen lugares oscuros, donde la gente puede mentir, engañar o hacer daño.
En esta ciudad, tu identidad digital es como tu casa.
¿Dejarías la puerta abierta para que cualquiera entre? Eso mismo pasa cuando publicas sin pensar, compartes tus datos personales o aceptas a desconocidos en tus redes. Cada foto, comentario o video que subes deja una huella, y aunque creas que puedes borrarla, siempre deja rastro.
Cuidar tu huella digital no es tener miedo, es tener poder. Es saber decir: “Esto lo comparto porque me representa”, o “Esto no lo subo porque puede hacerme daño o poner en riesgo a otros”.
Cuando el juego se convierte en peligro
Los videojuegos en línea son uno de los espacios favoritos de muchas niñas, niños y jóvenes. Allí puedes ser quien quieras: un héroe, un jugador profesional, un constructor, una exploradora. Pero a veces, detrás de un avatar amable, puede haber una persona con malas intenciones.
Hay adultos que intentan ganarse la confianza de menores de edad para obtener fotos, información o incluso citarlos en persona. Eso se llama grooming, y es una forma grave de abuso. Comienza con conversaciones aparentemente inocentes —“juguemos juntos”, “te mando monedas”, “no le cuentes a nadie”—, pero termina quitándote la libertad, la tranquilidad y la autoestima.
Si alguna vez alguien en un juego o red social te pide cosas que te incomodan, o te hace sentir miedo, no te calles. Hablar es tu mejor escudo. Cuéntaselo a un adulto de confianza, a tú profesor o a alguien que sepas que te escucha sin juzgarte. Pedir ayuda no es debilidad, es valentía.
Tus datos, tu tesoro
Cada vez que publicas algo, tu información viaja por lugares que no puedes ver.
Cuando pones tu nombre completo, el nombre de tu colegio o tu ubicación, estás dejando una huella que otros pueden seguir. Hay personas que usan esa información para estafar, manipular o incluso acosar.
Por eso, nunca compartas tu información privada, ni siquiera con tus amigos del colegio. Tu contraseña es tu llave personal. No la prestes, no la anotes en papelitos y cámbiala de vez en cuando. Y recuerda: cuando una aplicación te pide aceptar “términos y condiciones”, lo que realmente está haciendo es pedir permiso para usar tus datos. Si puedes, léelos con tus padres o docentes.
Las redes sociales y el poder de una publicación
Subir una foto, comentar o hacer un video parece algo sencillo, pero cada publicación puede tener consecuencias. Hay quienes sufren ciberacoso por una imagen, un meme o un comentario que se salió de control.
A veces empieza como una broma entre amigos, pero se convierte en algo que lastima.
Si ves que alguien está siendo humillado o atacado en línea, no te quedes en silencio. Defender a otros, también es una forma de protegerte. Internet no necesita más odio; necesita empatía, respeto y personas que usen su voz para bien.
Antes de subir algo, pregúntate:
- ¿Estoy mostrando algo que me gustaría que todos vean?
- ¿Estoy respetando a los demás?
- ¿Esto podría hacerle daño a alguien?
Publicar es como lanzar una piedra al agua: las ondas siempre se expanden.
Pensar antes de compartir
¿Alguna vez has compartido una noticia sin saber si era cierta? En internet, la información viaja muy rápido, y muchas veces lo que vemos no es verdad. Alguien puede inventar una historia, editar una imagen o manipular un video para engañar o confundir.
Por eso, ser crítico también es ser ciberseguro. Verifica antes de compartir, busca fuentes confiables, compara lo que lees. Ser curioso y responsable te hace parte de una generación que no solo usa internet… sino que piensa internet.
Cuando el internet duele
Hay formas de violencia digital que afectan directamente a niños y adolescentes en todo el mundo.
Algunas personas crean o comparten imágenes donde menores son usados sexualmente. Eso se llama material de abuso sexual infantil (CSAM) y es un delito. Otras veces, los niños son chantajeados para enviar fotos íntimas o son amenazados con publicarlas. Ninguna de esas situaciones es culpa del menor de edad. Nunca.
Si conoces a alguien que pasa por eso o si te ocurre a ti, busca ayuda de inmediato. En Colombia existen líneas como 141 del ICBF, donde puedes denunciar y recibir orientación. Tu vida, tu historia y tu voz valen más que cualquier foto o conversación.
Lo que puedes hacer desde hoy
Ser parte de la generación digital también implica tener responsabilidad digital.
Aquí van algunas ideas que pueden ayudarte:
- Usa tus redes para construir, no para destruir.
- Reporta contenidos violentos, abusivos o falsos.
- Si algo te incomoda, aléjate y cuéntalo.
- Protege tus contraseñas y tus datos.
- No te compares con lo que ves en redes: la vida real no tiene filtros.
- No creas todo lo que ves, pero tampoco ignores lo que no entiendes. Pregunta.
- Y, sobre todo: cuida tu bienestar emocional. Si internet te hace sentir mal, apágalo un rato.
La tecnología también puede ser un puente
Internet no es solo peligro. Es también un lugar lleno de oportunidades: Allí puedes aprender a programar, crear arte, estudiar idiomas, defender causas sociales o conectar con otras culturas.
Puedes usarlo para construir tu voz, no para perderla.
La clave está en el equilibrio: usar la tecnología como herramienta, no como refugio.
Recuerda que lo más importante no es cuántos seguidores tienes, sino cuánto valor compartes con el mundo.
En resumen: tú decides cómo navegar
Nadie puede cuidar tu seguridad digital mejor que tú.
Tu cuerpo, tu historia y tu privacidad te pertenecen.
Cada clic es una decisión, y cada decisión puede acercarte a la versión más libre, responsable y segura de ti mismo.
Así que la próxima vez que enciendas tu celular, mires una pantalla o abras una red social, recuerda esto: No estás solo en internet; No todo lo que brilla es seguro. Y, no todo el que sonríe detrás de una pantalla dice la verdad.
Tu mejor escudo será siempre conocer, pensar y actuar con cuidado.
Porque internet no es un enemigo…
es un mundo que necesita navegantes valientes, empáticos y conscientes.
Escrito por: Juan Pablo Manjarrés Varón – Docente, estudiante de Derecho y Normalista Superior. Columnista y voluntario en Children Change Colombia, comprometido con los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y con el fortalecimiento de la educación.
Esta entrada de blog es una colaboración externa. Las opiniones, ideas y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen exclusivamente al autor y no reflejan necesariamente la postura oficial ni las políticas de Children Change Colombia.