En el corazón de las regiones de Colombia afectadas por el conflicto, donde la degradación ambiental se entrelaza con las dificultades sociales, surgen historias que ilustran la profunda intersección entre la consolidación de la paz y las iniciativas ambientales. Esta particular historia tiene lugar en Minca, enclavada en la Sierra Nevada de Santa Marta, y el territorio aledaño, donde Misión Gaia busca alcanzar la paz a través de la búsqueda de la conservación del medio ambiente.
La región cuenta con una notable variedad de ecosistemas, desde exuberantes bosques tropicales hasta cascadas y ríos cristalinos. Dentro de este entorno diverso, prospera una abundancia de flora y fauna, incluidas especies raras y endémicas que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Sierra Nevada no es sólo un santuario de biodiversidad sino también un crisol de culturas y tradiciones. La historia de la región está profundamente entrelazada con las comunidades indígenas que la han habitado durante siglos, y cada una de ellas ha contribuido a su vibrante tapiz de costumbres y creencias.
El objetivo
Nuestro proyecto en el caribe es muy amplio y refleja los diversos y complejos contextos de las escuelas en las que trabaja la organización benéfica en Minca y el territorio circundante. Su objetivo es abordar los retos socioeconómicos, culturales y medioambientales de las zonas urbanas y montañosas remotas de la región. Los destinatarios son los alumnos de estas escuelas y sus familias. Para superar los obstáculos educativos, estas organizaciones intentan fomentar el compromiso con la comunidad, la responsabilidad social y el desarrollo de habilidades entre los estudiantes para mejorar el desarrollo socioeconómico de las comunidades.
Desafíos educativos y ambientales
En la Sierra Nevada, los niños enfrentan numerosos desafíos que impactan significativamente su acceso a la educación. La intrincada geografía de la región, junto con la diversidad demográfica que incluye comunidades indígenas, de agricultores y de inmigrantes, presenta obstáculos culturales únicos para los estudiantes. Muchos niños soportan viajes difíciles a la escuela, caminando durante horas a través de terrenos accidentados, a menudo desafiando condiciones climáticas adversas.
En las zonas rurales que rodean Minca, donde las opciones de transporte son limitadas, los estudiantes deben regresar a casa antes de que comiencen las lluvias para evitar caminos intransitables, lo que provoca pérdidas de clases y trastornos del aprendizaje. Además, el delicado ecosistema de las escuelas es vulnerable a interrupciones, ya que la ausencia de un solo maestro o miembro del personal, como un cocinero, puede detener las operaciones. Estos desafíos subrayan la necesidad urgente de intervenciones como las emprendidas por Misión Gaia, que se esfuerza por abordar las disparidades educativas y crear entornos de aprendizaje más resilientes e inclusivos en Minca.
El territorio donde están ubicadas las escuelas enfrenta numerosos desafíos ambientales que impactan la vida de sus habitantes. La economía de la región, que depende predominantemente del cultivo de café y de una floreciente industria turística, se caracteriza por prácticas extractivas que priorizan las ganancias sobre la protección del medio ambiente. Los extensos monocultivos de café contribuyen a la deforestación, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. Además, el uso generalizado de agroquímicos aumenta la degradación ambiental, contamina las fuentes de agua y plantea riesgos para la salud de la población local. La mala gestión de las aguas residuales exacerba aún más estos problemas, amenazando los delicados ecosistemas de la zona, como los pantanos de Santa Marta, que sustentan el sustento de miles de pescadores. La reciente expansión del turismo y su falta de planificación y control adecuados intensifica aún más estos desafíos. Estos problemas ambientales representan una amenaza significativa para el bienestar y los medios de vida de los estudiantes y las comunidades locales de Minca, destacando la necesidad apremiante de soluciones sostenibles.
Educación holística y participación comunitaria
En las escuelas que apoyamos, las actividades que se realizan con los alumnos reflejan un enfoque holístico de la educación y el desarrollo sostenible. Estas actividades incluyen una amplia gama de experiencias destinadas a fomentar no sólo los conocimientos académicos, sino también la conciencia emocional, social y medioambiental. Por ejemplo, los alumnos participan en experiencias prácticas como jardinería orgánica e iniciativas de gestión de residuos.
Una actividad en la que participan los niños es la práctica de plantar semillas y cultivarlas hasta convertirlas en plantas. A través de esta actividad, se confía a los niños la responsabilidad de cuidar sus propios semilleros, regarlos y asegurar su crecimiento. Este sentido de propiedad fomenta una profunda conexión con el medio ambiente e inculca en los niños un sentido de la responsabilidad. Esta actividad les enseña la importancia de la paciencia, el cuidado y el compromiso. Al ver los frutos de su trabajo, adquieren confianza en sus capacidades. Las excursiones y la exploración al aire libre también permiten a los alumnos sumergirse en su entorno, fomentando un sentido de aprecio y administración del medio ambiente.
Además, actividades artísticas como la pintura y el dibujo se integran en el plan de estudios para fomentar la creatividad y la autoexpresión. El plan de estudios también incorpora debates y reflexiones sobre temas como la comunidad, la empatía y el respeto, promoviendo valores esenciales para construir una sociedad armoniosa y sostenible. Las organizaciones colla
Fomentar la paz en un contexto sociopolítico complejo
El territorio en el que operan las escuelas no sólo se enfrenta a las amenazas medioambientales, sino también a los retos del conflicto interno que vive la nación desde hace décadas y que ha provocado la fragmentación social y el abandono institucional. La falta de instituciones sólidas con el objetivo de promover procesos no violentos no mejora la situación, creando una atmósfera de desconfianza en el Estado. La violencia intrafamiliar es también un problema importante, agravado por factores como la maternidad joven y el escaso apoyo psicosocial. Además, los grupos marginados, como los desplazados y los inmigrantes, se enfrentan a importantes barreras a la integración, lo que crea tensiones sociales y dificulta la cohesión de la comunidad. En este complejo contexto sociopolítico, fomentar la paz es crucial, y uno de los enfoques más eficaces es promover la conciencia medioambiental.
En las tres escuelas que apoyamos, los profesores de Children Change Colombia hacen algo más que impartir clases. Son artífices de la bondad y la compasión, ayudando a los niños a sentir empatía por los demás y por el medio ambiente. Esta transformación tiene un impacto que va más allá de las aulas, impregnando comunidades enteras. En entornos donde el conflicto armado está arraigado en la vida cotidiana, los educadores de la organización comprenden la profunda influencia que ejercen.
Al fomentar el amor y el respeto dentro del aula, ofrecen un contrapeso a las duras realidades del exterior. Por ejemplo, en lugar de regañar a un niño por ser revoltoso, el profesor adopta un enfoque más empático. Indaga sobre las razones de su comportamiento, haciendo preguntas como: “¿Qué te preocupa? ¿Cómo te sientes? ¿Por qué has decidido comportarte así?”. A continuación, el profesor explica por qué sus acciones son inadecuadas para que entiendan las consecuencias. A través de una guía amable y comprensiva, inculcan valores de respeto y cooperación, fomentando una cultura de paz desde la base. Las familias, al observar los cambios positivos en sus hijos, pueden aprender a reevaluar sus propias actitudes y comportamientos, lo que produce un efecto dominó de compasión y comprensión.
A medida que los niños aprenden a valorar y proteger su entorno, también cultivan un sentido más profundo de la administración del medio ambiente. Este enfoque holístico no sólo mejora la sostenibilidad medioambiental, sino que también fomenta el bienestar emocional y la cohesión de la comunidad. Al plantar semillas de bondad, los maestros de Misión Gaia y Children Change Colombia cultivan un futuro en el que el amor, el respeto y el cuidado del medio ambiente se entrelazan para crear comunidades florecientes.
Consolidación de la paz sostenible y CBNRM
Estas iniciativas para promover el desarrollo sostenible y la educación medioambiental en Minca son ejemplos reales de las teorías de la consolidación de la paz sostenible y la gestión comunitaria de los recursos naturales (CBNRM). Según Krampe et al. (2021), la consolidación sostenible de la paz es la gestión sostenible de los recursos naturales para apoyar la prevención, resolución y recuperación de conflictos.
Al proporcionar empoderamiento comunitario y conocimientos ecológicos tradicionales, estas organizaciones siguen los principios de la CBNRM detallados por Milupi et al. (2017). La puesta en marcha de iniciativas como la gestión de residuos y la formación profesional permite a las comunidades apropiarse de sus recursos naturales y participar en su gestión. Así, este trabajo muestra cómo la cooperación ambiental puede mejorar la construcción de paz y contribuir al desarrollo sostenible en regiones afectadas por el conflicto, alineándose con los marcos de construcción de paz sostenible y CBNRM.
Adicionalmente, hemos lanzado un nuevo proyecto de construcción de paz llamado “Paz a la Mochila” que promueve este enfoque. En mayo de 2024, alrededor de 20 líderes y maestros de la zona serán capacitados en metodologías educativas para hablar de paz y no repetición con los niños de la zona.
Unir la paz y la naturaleza
Las iniciativas de Misión Gaia y Children Change Colombia ponen de relieve la intersección entre la concienciación medioambiental y la construcción de la paz en Colombia. Haciendo hincapié en la interconexión de la humanidad y la tierra, la organización aboga por la conservación de la Sierra Nevada, reconociendo su importancia para el medio ambiente y el bienestar de la comunidad. A través de programas educativos que integran apoyo psicosocial, sesiones de inteligencia emocional y talleres de liderazgo, estas organizaciones fomentan una cultura de empatía, diálogo y no violencia. Esto capacita a las personas, especialmente a los niños, para convertirse en catalizadores de un cambio positivo.
