Ana tenía sólo 13 años cuando su vida quedó desarraigada, dejando atrás todo lo que le era familiar en Venezuela para reunirse con su madre y su hermana menor en Colombia. Para su madre, la mudanza fue un intento desesperado de escapar del colapso económico en casa, con la esperanza de un nuevo comienzo. Pero para Ana, significó entrar en un mundo donde incluso su acento la distinguía, y adaptarse fue como tratar de encontrar su equilibrio en un terreno cambiante. Las calles de la ciudad, las miradas y el aislamiento la hicieron sentir como una extraña en una tierra extranjera.
Sin embargo, justo cuando empezaba a adaptarse a su nueva vida en Bucaramanga, haciendo amigos y encontrando consuelo, la lucha por la estabilidad volvió a golpear. La esperanza de su madre de encontrar trabajo en Bogotá los llevó a un vecindario frío e intimidante, donde la supervivencia parecía incierta todos los días. Y poco después, un conflicto no resuelto obligó a Ana a regresar sola a Venezuela, un doloroso recordatorio de las frágiles vidas de tantos niños y niñas desplazados. La historia de Ana es sólo una de miles, un poderoso ejemplo de las vidas vulnerables atrapadas entre fronteras. A medida que los niños y niñas son desplazados de Venezuela a Colombia, muchos, como Ana, enfrentan riesgos que van mucho más allá de la reubicación: explotación, discriminación y aislamiento.
“La mayor crisis de desplazamiento externo en la historia reciente de América Latina”[1]. Así describió la ONU la situación que hemos venido viendo en Venezuela durante los últimos años. Los venezolanos han estado escapando de las dificultades económicas y la represión política, siendo Colombia el destino principal [2] de estos migrantes.
Desde enero 2024, Colombia acoge a 2,9 millones de refugiados y migrantes venezolanos [3]. La crisis y la afluencia de migrantes de Venezuela a Colombia aumentan el riesgo de explotación económica de los niños y niñas y el trabajo infantil, un problema que ya prevalece en muchas comunidades de Colombia.
La crisis venezolana: un desafío humanitario para Colombia
La crisis migratoria comenzó en 2014, después de que la caída de los precios del petróleo demostrara que las políticas y el modelo político del régimen no eran adecuados para la realidad económica del país. El país ha experimentado una hiperinflación y un aumento de las tasas de hambruna, enfermedades, criminalidad y mortalidad [4]. Las dificultades económicas y sus consecuencias humanitarias han sido la razón de una gran cantidad de emigración [5]. Los destinos comunes de estos migrantes venezolanos incluyen Perú, Ecuador, Chile, Brasil, Argentina, Estados Unidos y España. Sin embargo, el mayor receptor es Colombia [6].
En 2021, la Organización para la Paz Mundial calificó de “ejemplar” la respuesta de Colombia a la crisis de refugiados venezolanos [7]. En febrero de 2021, el expresidente colombiano Iván Duque otorgó un Estatus de Protección Temporal a migrantes venezolanos [7], otorgándoles estatus legal.
Sin embargo, a pesar de la ayuda de instituciones como el Banco Mundial, el enorme número de migrantes ha ejercido una enorme presión sobre las instituciones y sistemas de Colombia [7]. La mayor preocupación humanitaria es la cantidad de migrantes vulnerables a la explotación económica, especialmente en las regiones fronterizas donde a menudo operan bandas criminales.
Explotación económica y aumento del trabajo infantil
Más del 10% de los niños y niñas en Colombia han sido víctimas de trabajo infantil [8]. La explotación económica de los niños y niñas se encuentra entre algunas de las peores formas de explotación, concretamente por parte de grupos paramilitares armados, empresas criminales y especulación sexual [8].
Debido a la extrema pobreza que enfrentan los niños y niñas venezolanos que migran a Colombia, son especialmente vulnerables [9]. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Colombia señaló que a pesar de que 1,63 millones de venezolanos recibieron el Estatus de Protección Temporal (de 2,4 millones de venezolanos que solicitaron) para octubre de 2022, todavía enfrentan desafíos para encontrar empleo formal y acceder a servicios financieros y de salud [10 ].
Muchos niños y niñas migrantes viajan solos o están separados de sus familias, por lo que son el objetivo más frecuente de los traficantes y los grupos criminales [11]. Esta alarmante situación saca a la luz cómo la desesperación económica y la falta de protección legal no sólo afecta a los niños y niñas de Colombia, sino también a los niños, niñas, y madres venezolanas que han migrado a Colombia.
Trágicamente, muchos inmigrantes venezolanos en Colombia se ven obligados a dedicarse al comercio sexual para sobrevivir, lo que pone en grave peligro a mujeres y niños/as vulnerables. Mujeres como Rocío [12] nos recuerdan esta dura realidad, ganando apenas $12 por encuentro en la turística ciudad de Santa Marta. Rocío viajó a Colombia con la esperanza de encontrar trabajo como peluquera, para poder enviar dinero a sus hijos en Venezuela. Pero estos planes cambiaron cuando le ofrecieron trabajar como camarera en un bar y pronto descubrió que el trabajo le exigiría usar muy poca ropa e implicaría trabajo sexual. Historias como la de Rocío resaltan la prevalencia de las circunstancias peligrosas y de explotación en las que se encuentran muchos inmigrantes venezolanos.
¿Cómo está ayudando Children Change Colombia?
El gobierno colombiano ha cumplido con los estándares internacionales en su respuesta a la migración masiva venezolana [13]. Sin embargo, está claro que hay otros factores en juego.
Children Change Colombia ha estado trabajando con con ACJ (conocida como YMCA en inglés) durante 10 años, para fortalecer las capacidades de niñas, niños y jóvenes (CYP) en riesgo de violencia sexual y de género, crear vías de atención a sobrevivientes y víctimas, y contribuir a la creación de ambientes protectores en el barrio Santa Fe, el Distrito Rojo de Bogotá. Este proyecto en particular recibe a un gran número de mujeres y niños venezolanos. Sólo en 2023, este proyecto benefició a un número total de 336 personas.
Ana, la niña de trece años que tuvo que regresar a Venezuela, volvió a Bogotá y se unió a nuestro proyecto. Ha estado recibiendo apoyo psicosocial y desarrollando sus habilidades artísticas, además de integrarse a la comunidad y entablar amistad con otros niños del proyecto. Ahora se siente bienvenida y tiene esperanza gracias a nuestro proyecto.
Otra historia de vida que muestra las dificultades de los venezolanos en Colombia es María, una mujer fuerte y valiente que tenía 26 años cuando recibió el apoyo de este programa. Salió de Venezuela con su madre y sus tres hijos, radicándose en el barrio Santa Fe de Bogotá. Aunque inicialmente buscó un empleo formal, su condición de indocumentada limitó sus opciones, lo que finalmente la llevó a recurrir al trabajo sexual para mantener a su familia. Luego de incorporarse al proyecto, recibió capacitación en procesos psicosociales y educativos que le permitieron comprender sus derechos y los mecanismos para exigirlos. Actualmente es líder dentro de su comunidad e incluso logró desarrollar un pequeño negocio con la tutoría, capacitación y recursos financieros del proyecto. Además, sus hijos han estado participando en talleres artísticos y deportivos para ayudarlos a desarrollar sus pasiones y habilidades, además de recibir alimentación y apoyo psicosocial.
Si bien se ha agravado en los últimos años debido a la crisis, el desplazamiento de venezolanos no es algo nuevo. Los proyectos creados y apoyados por Children Change Colombia llevan más de una década acogiendo y trabajando con niños, niñas y familias venezolanas. Lamentablemente las historias de María y Ana son unas de muchas. Destaca la trágica situación en la que se encuentran muchos venezolanos, pero también nos recuerda el impacto positivo y transformador que es posible.
La crisis migratoria venezolana presenta un desafío humanitario significativo para Colombia, particularmente con la explotación económica y el trabajo infantil. Para ayudar a Colombia a salvaguardar mejor el futuro de sus niños y niñas, necesitamos su apoyo. Al donar e involucrarse con CCC, puede ayudar a marcar una diferencia real en las vidas de los jovenes vulnerables y sus familias en Colombia.
Escrito por: Harnisha Uppal
Citas
1 https://www.iom.int/venezuelan-refugee-and-migrant-crisis
2 https://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-48121148
4 https://www.theguardian.com/world/2020/feb/24/venezuela-hungry-food-insecure-un-world-food-program
5 https://www.nytimes.com/2019/05/17/world/americas/venezuela-economy.html
7 https://theowp.org/reports/colombias-exemplary-response-to-venezuelan-refugee-crisis/
8 https://borgenproject.org/trabajo-infantil-en-colombia/
9 https://www.globalcitizen.org/es/content/niños-venezolanos-victimas-del-trabajo-infantil/
10 https://reporting.unhcr.org/operative/operaciones/colombia
11 https://www.dol.gov/agencies/ilab/resources/reports/child-labor/colombia