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Trabajo infantil y explotación: lo que debo saber y cómo actuar

¿Alguna vez has visto a un niño vendiendo dulces en la calle, trabajando en una tienda o cargando cosas pesadas mientras otros están en el colegio? Quizá lo hayas notado y te haya parecido normal, o tal vez pensaste que solo estaba ayudando a su familia. Pero lo cierto es que muchos niños, niñas y adolescentes están siendo obligados a trabajar, y no siempre lo hacen por elección o en condiciones justas.

Este blog no quiere darte una “charla aburrida”. Queremos explicarte, de forma clara, lo que significa el trabajo infantil, por qué es un problema y cómo tú, siendo niño o adolescente, puedes reconocerlo, protegerte y ayudar a otros.

¿Qué es el trabajo infantil?

El trabajo infantil ocurre cuando un niño, niña o adolescente realiza actividades que afectan su salud, su desarrollo físico y mental, o que le impiden estudiar y disfrutar de su niñez. No se trata solo de tener una ocupación: hay formas de trabajo que son aceptables, como ayudar en casa con tareas sencillas o participar voluntariamente en actividades con fines educativos. Pero cuando el trabajo reemplaza la escuela, pone en riesgo la seguridad o se hace por obligación, ya estamos hablando de explotación.

En Colombia, según cifras del DANE, más de 460.000 niños y niñas entre los 5 y los 17 años trabajaban en 2023. Muchos de ellos lo hacen en la calle, en el campo, en minas, en ventas ambulantes o incluso en hogares donde cuidan a otros sin recibir educación ni descanso. Y aunque parezca que lo hacen para ayudar a sus familias, en realidad están siendo privados de su derecho a aprender, jugar y crecer sanamente.

¿Por qué es un problema?

Trabajar cuando eres menor de edad no es “madurar rápido”, ni “ser útil”. Al contrario, puede causarte muchos daños:

  • Problemas físicos: cargar peso, usar herramientas peligrosas o exponerse al sol, al polvo o a sustancias tóxicas puede enfermar o dejar secuelas en el cuerpo.
  • Afectaciones mentales y emocionales: trabajar bajo presión, sin descanso, o siendo maltratado genera ansiedad, tristeza y desconfianza.
  • Pérdida de la educación: muchos niños trabajadores abandonan la escuela o no pueden concentrarse. Esto reduce sus oportunidades en el futuro.
  • Normalización de la violencia: algunos aceptan gritos, golpes o abusos como parte del trabajo, cuando en realidad son formas de maltrato.

Y lo más grave: al trabajar desde tan pequeños, los niños aprenden que sus derechos no valen, que deben obedecer sin protestar y que sus sueños no importan.

¿Es lo mismo que ayudar en casa?

No. Ayudar en casa no es lo mismo que trabajo infantil. Ayudar a barrer, tender la cama, lavar los platos o cuidar a una mascota, siempre que sea por un rato y sin poner en riesgo tu salud ni tu estudio, es parte del aprendizaje y la vida familiar.

Pero si te hacen trabajar durante horas, si no puedes hacer tareas por estar ocupándote de adultos, si no te dejan descansar o si haces trabajos peligrosos sin protección, eso ya no es ayuda: es explotación.

¿Y si conozco a alguien que trabaja siendo niño o niña?

Es importante que entiendas que ningún niño, niña o adolescente debería sentirse culpable por trabajar. Muchas veces lo hacen porque sus familias no tienen ingresos suficientes, o porque han aprendido que trabajar es “una obligación” desde pequeños. Por eso, en vez de juzgar, hay que ayudar a cambiar esa realidad.

¿Qué puedes hacer si conoces a alguien en esa situación?

  1. Escúchalo sin juzgar: a veces solo necesitan ser escuchados. No los culpes ni les digas que están haciendo algo malo.
  2. Cuéntaselo a un adulto de confianza: puede ser un profesor, una orientadora, un familiar responsable o alguien que sepa a quién acudir.
  3. No te pongas en riesgo: no confrontes a empleadores ni tomes acciones por tu cuenta. Hay instituciones que pueden actuar de forma segura.
  4. Llama a las líneas de ayuda: en Colombia, puedes comunicarte con el ICBF (línea 141), con la Policía de Infancia y Adolescencia o con las Comisarías de Familia si crees que hay una situación grave.

¿Y si soy yo quien está trabajando?

Si estás leyendo esto y tú mismo estás trabajando en condiciones que te hacen daño o te impiden estudiar, debes saber algo muy importante: tienes derecho a decir “no más”. No estás solo. Existen personas, organizaciones e instituciones que pueden ayudarte.

No es fácil tomar la decisión de pedir ayuda. A veces hay miedo, pena o dudas. Pero cuando defiendes tu derecho a estudiar, a jugar, a estar sano y a tener una vida digna, estás siendo valiente. Estás protegiendo tu futuro.

Puedes acercarte a tu colegio, a una Comisaría de Familia, a un Centro Zonal del ICBF o incluso escribir una carta pidiendo protección. Lo importante es que no guardes silencio.

¿Qué dice la ley?

La Constitución de Colombia, en su artículo 44, dice que los derechos de los niños están por encima de los derechos de los demás. Y uno de esos derechos es no ser explotado laboralmente.

El Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006) también prohíbe el trabajo infantil y establece en su artículo 35 que los menores de 15 años no pueden ser contratados en ningún tipo de trabajo, y entre los 15 y los 17 años, solo se puede trabajar con permiso del ICBF y en condiciones seguras.

La ley protege tu derecho a estudiar, a vivir libre de violencia, y a crecer en un entorno sano. Si alguien te hace trabajar sin descanso, sin pago justo, o sin preocuparse por tu bienestar, está violando la ley.

¿Qué puedo hacer desde ahora?

  • Habla del tema: entre más personas conozcan qué es el trabajo infantil, más fácil será detectarlo y prevenirlo.
  • Infórmate: leer, preguntar y compartir este tipo de blogs te hace más fuerte frente a cualquier abuso.
  • Denuncia con apoyo: si tú o alguien que conoces vive una situación de explotación, no dudes en buscar ayuda.
  • Cree en tus derechos: nunca pienses que eres “menos” por ser niño o niña. Tu voz importa, tu vida vale.

El trabajo infantil no es una forma de enseñanza, ni una muestra de carácter. Es una forma de injusticia que priva a los niños de lo más valioso que tienen: su infancia. Como sociedad, como escuelas, como familias, y también como niños y niñas, debemos aprender a reconocerlo y actuar.

Recordar: Si un niño o niña trabaja como adulto, pierde algo que nunca podrá recuperar: el tiempo para ser niño. Y todos tenemos la responsabilidad de cuidar que eso no pase.

Escrito por: Juan Pablo Manjarrés Varón – Docente, estudiante de Derecho y Normalista Superior. Columnista y voluntario en Children Change Colombia, comprometido con los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y con el fortalecimiento de la educación.

Esta entrada de blog es una colaboración externa. Las opiniones, ideas y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen exclusivamente al autor y no reflejan necesariamente la postura oficial ni las políticas de Children Change Colombia.

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